Muchos años lleva ya la obra de Juan Gutiérrez Padial diseminada por estanterías, recuerdos u olvidos. Esta segunda edición de su LANJARÓN HISTORIA Y TRADICIÓN ojalá sirva para rememorar viejos perfumes y nuevas atenciones; para desempañar brillos y encender emociones. Porque el texto de D. Juan es eso: una pura emoción. Revolvió sus recuerdos infantiles con dolorosos distanciamientos y con datos históricos, regalándonos así ese libro repleto de cálidos sentires. Cuesta intentar decir de él lo que ya no se haya dicho. Y también cuesta guardar silencio por temor a decir lo obviamente pobre, habiendo tanto hermoso que decir, inalcanzable para quienes tenemos cortas las antenas para captar la palabra adecuada. Creo que la belleza de esta obra dedicada a su pueblo trasciende del paisaje. No hace falta ser paisano suyo para sentir la propia emoción de la infancia vivida en otro sitio. Si se cambian los nombres de los protagonistas y se trasladan las palabras a otro lugar perduran las emociones, esas aromadas emociones que decía antes, que nos produce la lectura de este libro.
Fernando Rubio.
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