Una placa de cerámica lo rememora ya bajo un balcón de la que fue su vivienda y consulta médica en la calle Real, esquina a Virgen del Carmen.
La tremenda lluvia que caía esa mañana del 18 de noviembre último deslució el acto, privándolo de una masiva asistencia de gente que lo conoció y que, seguro, recibió sus sabias y humanas atenciones. Aún así, fueron muchos los que acudieron y se emocionaron con las sentidas palabras de su hijo Jorge y de algunos vecinos. Un dúo de trompetas puso una exquisita nota al acto.
Queda, pues, su recuerdo perdurable plasmado en una placa cerámica, como permanece grabado en nuestros corazones.